Etiqueta de la Informalidad

II

Para hacer una contribución a estas vidas, me enfocaré en escribir sobre la ETIQUETA DE LA INFORMALIDAD. Término que se me ocurrió al pensar sobre las conductas que uno tiene en público en una situación propiamente dicha de informalidad.

Tenemos de antecedentes la Etiqueta Clásica de Formalidad de antaño, que siendo más bien un gesto de caballeros que evoca poéticamente a un mundo romántico y clasicista. Aunque en el caso del hombre actual aquella ética o modo de conducta se ha ido desapareciendo deja entonces un vacío en el patrón de conducta en una situación informal.

Como humanos por poseer cadenas genéticas que nos enlazan con animales desde simios hasta papagayos, usamos igual que estos la imitación como modo de desenvolverse en el mundo ya sea en soledad, sociedad o frente a otros seres vivos. Por ende, me ha parecido preciso tener algún tipo de manual al cual dirigirnos en situaciones casuales o de informalidad.

Ahora si me preguntan por el manual me parece que ya todos tenemos una copia de este en nuestras mentes. Peligrando de parecer absurdo, hago esta afirmación basándome en el consciente colectivo que vendría siendo simplemente un discernimiento bien entrenado. Aunque no todos acostumbremos a entrenar el discernimiento lo único que se debe tomar en cuenta para hacerlo es prestarle atención a aquella voz familiar que nos susurra en nuestras mentes todo el tiempo lo que esta bien y lo que esta mal, corrigiéndonos y regañándonos. En muchos casos los hombres y mujeres que no crecen con una tutela parental consanguínea no desarrollan en la pubertad este criterio. Lastimosamente para estos individuos no se le es capaz de tener conciencia de sus actos hasta que reciban el impacto o lo sacudida estrepitosa de las consecuencias.

Queriendo evitar aquellas vicisitudes tenemos que tener presente en todo momento lo que pueda generar nuestras acciones. Existe un dicho que dice “ Ojos que no ven, corazón que no siente”; Pero al aplicarlo en un medio informal se descubre al paso del tiempo que no existe ningún momento donde uno se pueda encontrar en privacidad total, esto es debido a que somos en todo momento espectadores y actores simultáneamente de nuestras vidas. Es entonces la capacidad de poder recordar nuestros actos y apreciarlos desde distintos puntos de vistas donde podemos ver claramente el fractál en todas las direcciones de nuestra acción.