La Evolución de Eva

Déjame negociar con tus sentimientos.
Permíteme disfrutar de tu cuerpo forzado a lo perfecto.
Tu mezcla de plástico, silicón y huesos.
Recubiertos de aquel terzo pellejo,
quemado y requemado por la luz del sol y los bronceadores sintéticos.

Que aclaran más el rubio artificial de tu cabello.
Delatado por tus pestañas negras y alguno que otro bello.
Extendido desde tus caderas de almohadas hasta la base tu cuello.
Ya que no queda vestigio de que en tus piernas algunas ves existieron.
Solo se develan tus músculos de gimnasios forzados a trabajos intensos.
Ni hablar de tus costillas, que delatan la bulimia que te esta consumiendo.
Por no decir el desgaste emocional que causa el abuso del sexo.
O el trauma de madre frustrada, culpa de tu útero ya muerto.
Como contar el sin número de suspiros que llenan tu aliento.
Con la idea platónica que algún día llegará el amor perfecto.
Tratando no deternete mucho en tus pensamientos.
Con miedo a darte cuenta que aún tienes esos lunares imperfectos.
O que necesitas estar ebria o tomar pastillas para conciliar el sueño.
Como no frustrame con tu lápiz labial que no lo quita ningún beso.
Y tu edad, que en cuenta regresiva evades el tiempo.
Aunque no pueda aclarar si fue todo esto lo que me sedujo y me engaño.
O fue tu tristeza irremediable que me cautivo.
La verdad es que he quedado preso de tu falsedad.
Mintiéndome y engañándome para poder amarte cada ves más.