Los memes nos están convirtiendo en una sociedad de mentecatos

Se tenia que decir y se dijo

Entiéndase por mentecato a una persona de escaso entendimiento.

Pero vamos, a todos nos gusta un buen chiste o punchline verdad? Yo disfruto los memes igual que el resto, sin embargo cuando toda la información se desvirtúa y codifica en este formato, lo que estamos haciendo es mutilar la realidad, recortando sus esquinas para que quepa en cuatro cuadros o menos.

Los memes parten de la premisa de que el lector entiende la ironía o la comedia de la imagen y comprende su aplicación al contexto nuevo que se le da. Transformando en una caricatura absurda a cualquier situación o individuo que lo simplifiquen con este filtro.

No solo estamos filtrando quirúrgicamente la realidad, sino también estamos limitando nuestra propia forma de comunicación. Prefiriendo las imágenes a la palabra escrita, estamos haciéndole un deservicios a nuestro desarrollo social y cultural. El desarrollo cognitivo también se ve afectado sobretodo en la juventud y la niñez, que al preferir la brevedad y colores vistosos de los memes, desprecian el valor de la lectura, actividad comprobada que estimula el desarrollo mental.

Y es que los memes son la comida rápida de la comunicación y como tal, no suponen ningún sustento al lector más allá de saciar momentáneamente el deseo de entretenimiento. Igual que la comida rápida deteriora la salud si es consumida con frecuencia, los memes deterioran la mente al no proveer ideas nuevas, ni pensamientos críticos que reten al intelecto.

Es esta falta de estimulación cognitiva lo que atenta contra nuestro salud mental. Nos llega la información en pequeñas cucharadas regurgitadas y predigeridas para su fácil absorción y nosotros distraídos cuál infante en un banquillo que le tienen que decir “El avión! El avion!” para que preste atención y abra la boca.

Por otro lado, somos víctimas incautas de manipulaciones por medio de este formato supuestamente infantil e inocente. Fuimos testigos de la maquinaria de difamación y hasta calumnia que se activó durante las pasadas elecciones. Ignorantes aún más, cuando por caer en gracia en los grupos de chat, compartimos estas imágenes sin corroborar su veracidad o sin pensar en el daño que podríamos estar causándole al individuo objeto del chiste.

A pesar de todo lo mencionado, no creo que los memes sean malos en sí. Son también una expresión cultural de la época que vale la pena estudiar más a fondo. Mi crítica constructiva es hacia el abuso de su uso. No todos los memes son buenos y no todos ameritan ser compartidos. Ser el bufón del grupo de chat que comparte tantos memes como las cadenas de oración de la abuela hastía a cualquiera eventualmente. Sin embargo si se trata de un comunicador social o funcionario de gobierno, incluso un community manager, tiene el deber de mantener un alto nivel de educación en sus comunicaciones, no solo con buena ortografía, gramática y dicción, sino también con contenido de calidad que informe con propiedad.

Los seres humanos aprendemos imitando desde la infancia. Tenemos ídolos y personas que nos inspiran y emulamos sus comportamientos y hasta modo de pensar en busca de ser una mejor versión de nosotros mismos. Si queremos un país decente, que respete la vida y los valores, tenemos todos que predicar con el ejemplo. Comencemos por depurar lo que consumimos para poder cambiar como pensamos.